Cátedra I: se dicta los Primeros y Segundos cuatrimestres de cada año.
La implementación de esta Práctica Profesional
sobre “Acompañamiento Terapéutico” (aprobada en el
año 2001 y desarrollada desde el 2002), se constituye en una respuesta
curricular a la necesidad de brindar una formación y una legitimación
académica, en el ámbito de la Facultad de Psicología de
la Universidad de Buenos Aires, para una actividad que viene desarrollándose
en nuestro país desde hace más de cuarenta años, con una
inscripción institucional que se fue consolidando en las últimas
décadas, aún con dificultades en su regulación por parte
del Estado. Debe señalarse que la expansión de esta práctica
en nuestro país, en lo complejo del campo clínico en que se inscribe
-psicosis, adicciones, neurosis graves, depresiones, infancia y adolescencia
con padecimientos psíquicos severos, cuidados paliativos, tercera edad,
etc.-, tuvo paulatinamente en estas décadas una mayor producción
teórico-clínica para dar cuenta de la experiencia, y para la conformación
de la especificidad de su cuerpo conceptual, producto de cruces e interlocuciones
con otras prácticas y disciplinas. Sin embargo, ha existido durante años
lo que podría llamarse un “crecimiento salvaje” de esta práctica.
Su inclusión en dispositivos de tratamiento que respondían a concepciones
clínicas distintas, sin articulación y a veces sin un seguimiento
de su indicación ni una supervisión de su espacio de trabajo,
tuvo en un principio como consecuencia la ambigüedad y la dificultad en
la definición de la función propia del acompañante terapéutico.
Esto ha dado lugar incluso a que sea confundida su labor con actividades con
las cuales se interrelaciona -como el/la psicólogo/a, el/la maestro/a
especial, el/la enfermero/a psiquiátrico/a y el/la trabajador/a social,
entre otros-.
El Acompañamiento Terapéutico surge, entonces, como uno de los
recursos de mayor importancia que se ha desarrollado en las últimas décadas,
frente a la creciente necesidad de instrumentar respuestas clínicas y
comunitarias alternativas, que permitan sostener el tratamiento de una gran
cantidad de personas con padecimientos mentales severos, cuyo abordaje ha resultado
muy dificultoso desde los dispositivos tradicionales. Y ha podido plantearse,
en muchos casos, como una alternativa a la marginación social en que
puede derivar un tratamiento sostenido en una internación psiquiátrica
cronificada, constituyéndose en un recurso específico a partir
de cuya plasticidad se pueden lograr distintas modalidades de intervención
tendientes a favorecer la integración social de un sujeto, posibilitando
además la reducción de los periodos de internación. Asimismo,
su inclusión hace posible sostener la continuidad de un tratamiento en
el pasaje entre las distintas instancias del mismo, desde el retorno al medio
familiar luego de una internación y el posterior paso al hospital de
día, hasta la reinserción del sujeto en actividades laborales,
educativas o recreativas, momentos todos estos de alto riesgo para la recaída,
cuando no son debidamente acompasados. También ha tenido una intervención
reconocida en estos años en la asistencia de niños/as y adolescentes
con padecimientos psíquicos severos, para sostener espacios educativos
y socio-recreativos, eludir el aislamiento o la estigmatización, y para
ampliar la actividad terapéutica en algunos espacios de la vida cotidiana
del niño/a cuando resulta pertinente, siendo una práctica cada
vez más incluida en el campo de la Educación especial.
Por otra parte, el Acompañamiento Terapéutico ha sido una de las vías privilegiadas de inserción laboral y de aproximación a los primeros pacientes tanto para estudiantes como para un gran número de psicólogos/as que inician su actividad profesional, resultando necesario que los mismos accedan a una enseñanza sobre la particularidad de esta función y las coordenadas de su particular espacio de trabajo, a los fines de evitar confusiones en las incumbencias, para despejar intervenciones iatrogénicas.
En este contexto, cabe destacar que esta propuesta resulta
la única en la Carrera que permite a aportar capacitación para
la formación de los/as alumnos/as como “acompañantes terapéuticos”,
aunque también -y fundamentalmente- se plantea para complementar la formación
académico-profesional del/de la psicólogo/a para que aquellos/as
profesionales que se especialicen en el tratamiento con pacientes con trastornos
graves, en situación de urgencia o en crisis severas, y en dispositivos
que prioricen su intervención en el terreno social, estén capacitados
para indicar e implementar el recurso del Acompañamiento Terapéutico.
Para que una vez iniciada esa intervención puedan además participar
en la articulación de su desarrollo en una estrategia de trabajo en Equipo,
y en su interlocución con las instancias clínicas y comunitarias
que dichos tratamientos pudieran requerir.
El marco conceptual desde el que se sustenta el enfoque de la cátedra
aborda elementos provenientes de diversos marcos teóricos -en particular
de la psicología y psiquiatría clínica, y el psicoanálisis-,
los cuales serán interrogados y articulados desde la perspectiva del
Acompañamiento Terapéutico. Dado que la propuesta está
orientada a brindar a los/as alumnos/as herramientas que les permitan confrontarse
con la práctica clínica, es menester recuperar de las materias
ya cursadas aquellos elementos de la clínica y de la psicopatología
que conforman el bagaje de conocimientos indispensables para ese fin. Por otra
parte, es necesario que los/as alumnos/as puedan reelaborar críticamente,
en este marco, lo que hace al contexto en el que se inscribirá su labor,
esto es: las políticas y leyes de Salud Pública y del campo de
la Salud Mental; en especial Ley Nacional de Salud Mental No. 26.657 y su reglamentación
en 2013; la ampliación de recursos con base comunitaria que hagan sustentables
las estrategias de desinstitucionalización; los dispositivos de tratamiento
públicos y privados; la articulación de redes de trabajo para
el tratamiento interdisciplinario de personas con padecimiento psíquico
severo y/o en situación de cronificación; y la inserción
en el trabajo grupal, interdisciplinario e intersectorial.
Cabe subrayar que se posibilita a los/as alumnos/as el acceso a una capacitación que comprende una amplia perspectiva de la realidad asistencial e institucional propia de la labor del acompañante terapéutico, al contarse con varios Servicios del Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial “J. T. Borda” (monovalente), dos dispositivos en la modalidad de Hospital de Día en Salud Mental en un Hospital General (uno de ellos en el tratamiento de “patologías del consumo”), incluyéndose a su vez Servicios Hospitalarios con perfiles distintivos (desde un Servicio de Internación Psiquiátrica de agudos, hasta un Servicio de Salud Mental en un Hospital General), lo cual implica una diversidad de características tanto en la población asistida como en las actividades que se realizan en el marco de estas instituciones.
La presencia de espacios institucionales vinculados al trabajo
con niños/as y adolescentes víctimas de maltrato y abuso sexual,
chicos en situación de calle o de vulnerabilidad social, permite plantear
modalidades innovadoras de esta práctica, y los aportes posibles desde
las herramientas del Acompañamiento Terapéutico en un equipo interdisciplinario
y en una propuesta de intervenciones en Red, en relación a coordenadas
socioculturales complejas y de suma actualidad. Respecto del Hospital Interdisciplinario
Psicoasistencial José T. Borda, por su parte, cabe consignar que uno
de los motivos determinantes en la elección de esta institución
-y de cada uno de los Servicios- estuvo en relación a una demanda explícita
de la Dirección de la misma, articulada en su momento con la decisión
política de la Dirección de Salud Mental de la Secretaría
de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de llevar adelante transformaciones
estructurales en el área de la Salud Mental, luego de décadas
de estancamiento cuya principal consecuencia fue la cronificación innecesaria
de numerosos pacientes, en forma paralela a la interrupción de sus vínculos
familiares y sus lazos sociales. Se incluyen también como aporte en esta
perspectiva los Talleres Protegidos en Salud Mental, al considerarse que el
desmontaje del perfil manicomial del hospital psiquiátrico monovalente,
así como la búsqueda de alternativas al modelo “hospitalocéntrico”,
requiere de la construcción de distintos dispositivos junto a recursos
clínicos y comunitarios originales para los pacientes con características
de cronificación, entre los cuales el Acompañamiento Terapéutico
ocupa un lugar fundamental