Lugar que ocupa la asignatura en el Plan de Estudios
Neurofisiología es una asignatura cuatrimestral que se cursa al inicio
del Ciclo de Formación General de la Carrera de la Licenciatura en Psicología.
Es la única asignatura obligatoria del área de Psicobiología,
que además de Neurofisiología reúne también a las
asignaturas electivas Biología del Comportamiento y Neuropsicología.
Para cursar Neurofisiología, sólo se requiere haber aprobado las
materias del CBC. Es necesario aprobar Neurofisiología para cursar Psicopatología.
A su vez, es necesario aprobar Psicopatología para cursar las asignaturas
Teoría y Técnica de Exploración y Diagnóstico -
Mód. I y II, y aprobar estas últimas para cursar la materia electiva
Neuropsicología.
Neurofisiología se relaciona conceptualmente, además de las asignaturas
mencionadas, con Psicología General, que puede cursarse simultáneamente
al inicio del Ciclo de Formación General.
Aporte de la asignatura en la Formación Profesional
El conocimiento de los mecanismos biológicos de las funciones psicológicas
tales como memoria, atención, emoción, lenguaje, etc. es imprescindible
para la comprensión de la conducta y del psiquismo humano normales y
de sus alteraciones. Estos conocimientos son parte indispensable de la formación
conceptual y profesional del Psicólogo.
Enfoque adoptado por la Cátedra
En sentido estricto, el término Neurofisiología se refiere al
estudio del funcionamiento del sistema nervioso, campo que resulta muy amplio,
ya que no toda la Neurofisiología es relevante para la formación
del psicólogo (por ejemplo, el conocimiento de la unión neuromuscular
es crucial para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades neurológicas,
pero no para la labor del Psicólogo). El término Biopsicología
resulta más apropiado para referirse a los contenidos neurocientíficos
que ayudan a explicar las bases neurales de la conducta o, más específicamente,
las relaciones mente-cerebro, entendidas como el estudio de las bases neurobiológicas
del conocimiento, los afectos y la conducta social humanos. Estos contenidos
son especialmente abordados en los enfoques denominados Neuropsicología,
Neurociencia cognitiva, Neurociencia afectiva y Neurociencia de la conducta
y la cognición social.
El objetivo de relacionar la mente con el cerebro tiene una larga historia.
La cuestión cuerpo-espíritu o ser-conciencia fue y es un problema
central para la filosofía occidental desde la antigua Grecia en adelante.
Sin embargo, las evidencias científicas de que la actividad del cerebro
es esencial para facultades mentales tales como el lenguaje, el pensamiento
y la acción surgieron recién en la segunda mitad del siglo XIX,
a partir del descubrimiento de Paul Broca. Desde entonces, descubrir las bases
biológicas de la actividad mental se convirtió en un objetivo
desafiante y duradero, pero difícil porque debía enfrentar la
notoria complejidad del sistema nervioso con herramientas demasiado simples.
Muchas veces llevar ese desafío a la realidad parecía (y parece)
una tarea desalentadoramente remota o inalcanzable. "Hace tres centurias,
René Descartes describía la mente como una entidad extracorporal
que se expresaba a través de la glándula pineal. Descartes estaba
equivocado sobre la pineal, pero el debate que él estimuló sobre
la relación entre mente y cerebro aún nos apasiona. Al enfocar
esta cuestión, Descartes estaba en desventaja, él no sabía
que el cerebro humano es la estructura más compleja del universo conocido,
tan compleja como para coordinar los dedos de un concertista de piano o para
crear una imagen tridimensional a partir de la luz que incide sobre una retina
bidimensional. Tampoco conocía que la maquinaria del cerebro esta construida
y mantenida conjuntamente por los genes y la experiencia. Y no conocía
que la versión actual del cerebro es el resultado de millones de años
de evolución." (Fischbach, 1992). La indagación filosófica
sobre la relación mente-cerebro es desde hace un tiempo complementada
con estudios experimentales. El estudio científico de la relación
mente-cerebro apenas tiene poco más de un siglo y medio. En esta breve
historia es importante observar que los avances están signados tanto
por el desarrollo de las técnicas de estudio del sistema nervioso como
por los avances de las teorías y técnicas de estudio de la Psicología.
En la actualidad dos importantes desarrollos alientan un mayor optimismo: 1)
se han diseñado importantes técnicas de investigación de
la función cerebral que permiten describir de manera mucho más
detallada la estructura y la función del cerebro; 2) el desarrollo de
la Psicología cognitiva ha aportado un mejor conocimiento de los componentes
y procesos psicológicos que participan en las habilidades cognitivas
tales como hablar, leer, reconocer un objeto o un rostro.
Por otro lado, el estudio de las relaciones mente-cerebro debe tomar en cuenta
dos cuestiones.
Primera cuestión: las complejas (y en gran parte desconocidas) funciones
del cerebro de un adulto son el resultado de la interacción entre 1)
factores genéticos, 2) procesos de desarrollo embrionario y 3) factores
ambientales. El cerebro humano, tal como está codificado en nuestro programa
genético, es el resultado de millones de años de evolución.
Es difícil comprender el cerebro porque, a diferencia de una computadora,
no fue construido con un objetivo específico a partir de principios de
diseño tecnológico. La selección natural, el motor de la
evolución, es la responsable del "diseño". Las funciones
originales de algunas de sus partes han sido alteradas por sucesivas modificaciones
y algunas de sus propiedades actuales pueden haberse desarrollado inicialmente
para otras funciones. No podemos esperar que el diseño del cerebro se
parezca a nada que los humanos podríamos considerar óptimo. Esta
circunstancia hace pensar a algunos autores que nuestras intuiciones deberían
ser guiadas más por factores biológicos que lógicos (Sejnowski
& Churchland, 1989).
¿Cómo se forma durante el desarrollo embrionario la estructura
del cerebro, en particular su intrincada pero ordenada red de conexiones?. Se
piensa que una parte de ese desarrollo es independiente de la actividad y está
controlado por el programa genético lo que se refleja en el diagrama
notoriamente completo de conexiones que se forma durante la vida embrionaria.
Pero en cierto momento el "ajuste fino" de este "cableado"
(las conexiones que establecen los axones con sus destinos finales) está
influido por la actividad originada dentro del cerebro o estimulada por eventos
del mundo externo al embrión.
Finalmente, tan importantes como el programa genético o el desarrollo
embrionario son los factores ambientales, entre ellos el aprendizaje y las interacciones
con otros individuos. Los factores ambientales son cruciales en la constitución
y sostenimiento de las funciones del cerebro.
Segunda cuestión: si bien hoy podemos afirmar que habilidades cognitivas
tales como el lenguaje, la memoria o la atención están relacionadas
con el cerebro (y prueba de ello es que daños localizados en el cerebro
se expresan en alteraciones específicas de estas habilidades) lo que
no es sencillo es determinar a qué niveles estructurales deben hacerse
las correspondencias. Y en muchos casos los niveles son más de uno. Por
ejemplo, una lesión en el hipocampo puede conducir a un déficit
muy específico de memoria que le impide al paciente recordar qué
desayunó en la mañana o con quién se encontró al
salir de su casa. Pero eso no nos autoriza a "localizar" la memoria
en esa estructura cerebral. Hoy se conoce que la conservación de ese
tipo de recuerdos (memoria episódica) es una actividad psicológica
compleja que requiere la participación de numerosas áreas cerebrales,
algunas de las cuales están comprometidas en la "codificación"
de la experiencia, otras en la "consolidación" de la información,
otras en el "almacenamiento" y otras en la "recuperación"
de la información almacenada. De manera que la memoria episódica
se correlaciona no con un área cerebral sino con un sistema en el que
participan varias áreas conectadas de manera específica. Y aunque
hayamos identificado todas las áreas cerebrales aún queda mucho
por explicar. Por ejemplo ¿qué hace que el área cerebral
relacionada con la "consolidación" pueda llevar a cabo su contribución
específica?. Hoy se conoce que ciertas neuronas del hipocampo establecen
sinapsis en las que se encuentran propiedades de funcionamiento que podrían
sustentar la "consolidación" (mecanismo conocido como Potenciación
a Largo Plazo); también se conocen los neurotransmisores y otras moléculas
que participan en la regulación de esos mecanismos.
En otras palabras, al tratar de establecer los correlatos cerebrales de determinado
proceso mental, lo "ideal" sería conocer: qué unidades
individuales (neuronas) están vinculadas con dicho evento, cómo
trabajan, cómo se conectan unas con otras (sinapsis), qué sustancias
(moléculas) participan en la transmisión de información
y en su regulación, qué propiedades emergen del trabajo de un
grupo de neuronas (organización en redes locales), cómo contribuyen
al trabajo de sistemas más complejos que implican conexiones a distancia
(sistemas), dónde se localizan las redes locales y el resto de los componentes
del sistema (organización macroscópica), y finalmente, cómo
el funcionamiento de estas células en el cerebro de un individuo está
influido por la experiencia.
El concepto que queremos remarcar es que no podemos pensar que el correlato
neural de las funciones mentales sea un elemento simple o un aspecto aislado
de la organización cerebral (por ejemplo una región de la corteza
o un neurotransmisor). Un concepto más apropiado es pensar que un proceso
mental descansa en la actividad de un sistema cerebral complejo, constituido
por múltiples componentes que deben ser estudiados a diferentes niveles.