La bioética es una disciplina que se ocupa de lidiar con la cuestión ética del bios. Su origen se remonta a 1927 cuando Fritz Jahr publica su célebre texto Bio-Ethik: Eine Umschau über die ethischen Beziehungen des Menschen zu Tier und Pflanze (Bio-ética: una perspectiva de las relaciones éticas de los seres humanos con los animales y las plantas). Esta referencia cobra hoy un valor renovado al poner en el centro de nuestras preocupaciones una consideración respecto de lo viviente.

A su vez, la promulgación de la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos por la UNESCO en octubre de 2005, renovó el interés en estos temas, ya que varios de sus artículos fueron concebidos para ampliar el concepto tradicional de bioética. Se explicitan allí cuestiones clásicas relativas al inicio y al final de la vida, junto a otras que atienden al principio precautorio, la preocupación por el medio ambiente y el destino de las generaciones futuras. Se expandió así el horizonte de preocupaciones ético-científicas, otorgando un papel protagónico a la subjetividad humana. Por otra parte, los artículos que atienden a cuestiones más tradicionales del ámbito de la salud, como consentimiento informado o confidencialidad, lo hacen ahora de manera más precisa y en articulación con la perspectiva de los Derechos Humanos.

Como parte de esta tendencia mundial, existe actualmente el requisito de conformación de comités de bioética y ética hospitalaria en las instituciones de salud tanto públicas como privadas. La presencia de la psicología en estos órganos resulta insoslayable, siendo un campo profesional cada vez más requerido y consultado. Ello se suma a la vigencia de tribunales de ética en los ámbitos profesionales de la psicología, cuya labor ha consolidado el valor de la ética deliberativa.