Nuestro viejo edificio de la calle Independencia ha sido varias veces restaurado, recuperando su estilo e historia, abriéndose a la vez a nuevas posibilidades que generosamente ofrece a las exigencias de nuestro desenvolvimiento cotidiano.

La generación de nuevos espacios convive con la recuperación de aquellos viejos como el octógono, otrora la capilla del lugar. Para apreciar esos cambios, desapercibidos en el apuro diario, debemos despertarnos de la habitual cotidianeidad y habitarlo disfrutando de la generosidad de sus espacios.

Comparto con ustedes algunos aspectos del trabajo que una alumna de Historia de la Psicología, Maria Inés Amadeo, eligió como tema a investigar conjuntamente con otros datos relevados después.