Lucia Rossi, L. y colab

Acabo de leer por segunda vez este libro que considero importante y valoro enormemente por el aporte que significa en relación a los tiempos que precedieron, en nuestro país a la actual profesión de psicólogo.

En buena parte esa lectura me permitió gozar al encontrar el nombre de personas que estuvieron muy cerca mío (Oñativia, Horas, Bernstein, Serebtrinsky), luego la cita de aquellos otros con quienes me vinculé en forma directa y que ya sea por seguir sus clases o por frecuentar su amistad influyeron notablemente en mi formación (Emilio Mira y López, Gonzalo Bosch, Enrique Pucciarelli, Risieri Frondizi, García de Onrubia, Carolina Tobar García, etc.). Algunos nombres corresponden a quienes eran pioneros de la cultura en mis años juveniles (Ortega y Gasset, Alejandro Korn, etc.). Me recuerdan conferencias y publicaciones. Por último encontré personajes que no conocí personalmente por ser anteriores en el tiempo, aunque todos me apasionaron por su labor.

Estas referencias me permitieron revivir hechos y acontecimientos que realmente jalonaron importantes pasos de la lucha por imponer las aplicaciones psicológicas. Eran dos las realidades que nosotros tuvimos que enfrentar: por un lado la prolongada tradición filosófica de la psicología y, por otro, tras el adecuado criterio de la salud como tema exclusivo de la medicina, la extensión de ese enfoque a la salud mental y las alteraciones de la personalidad o la conducta.

Todo eso se observa con gran claridad en los diferentes capítulos del libro, tanto a través de la ágil y acertada pluma de la autora como en las también informadas expresiones de los colaboradores.


De lo leído en el libro deduciría la síntesis de tres etapas:

I) Un primer tiempo donde se reconocen
a) La fuerte raigambre filosófica de la psicología en el pensamiento universitario.
b) La influencia ejercida sobre la anterior por los médico-filósofos, de exquisita cultura pero con una natural tendencia biologista, neurológica o vitalista.
c) La tarea de los Laboratorios o psicología de Bronce de orientación experimental y la contribución a la exploración psicológica con aparatos.
II) Una segunda etapa corresponde a
a) La iniciación temprana de la actividad psicotécnica-laboral orientada a lo social.
b) La iniciación de enfoques psicológicos en atención a los problemas de la niñez y adolescencia -en especial en relación a la enseñanza diferencial.
c) La influencia médico-psiquiátrica y psicoanalítica reclamando la exclusividad de la clínica psicológica por considerarla de su propio ámbito.
III) La tercera y última etapa se refiere a:
a) La aparición de nuestro enfoque psicológico en educación y orientación vocacional, con sentido humanístico, apoyado en psicodiagnósticos (entrevistas, psicometría y técnicas proyectivas).
b) La realización del Primer Congreso Argentino de Psicología, reunido en Tucumán en 1954 y su repercusión inmediata en la creación de las carreras de Psicología en las Universidades Nacionales.
c) La graduación de los primeros egresados y su lucha por imponer una legislación adecuada para su ejercicio profesional.

Además de observar este proceso, se agregan en el texto aclaratorios artículos sobre personas e instituciones que constituyeron importantes jalones en camino de la psicología hacia la profesionalización.

Es justo manifestar que tanto en el caso de la autora como en algunas colaboraciones, me place reconocer el acertado valor de ciertos comentarios y opiniones personales que elevan el valor de esos contenidos.

Agradezco el envío del ejemplar que hoy comento y que considero como un libro de imprescindible referencia para todos cuantos cursan la carrera de Psicología y, además como una fuente valiosa de información para quienes se interesan por saber del transcurso que siguió la psicología en nuestro país hasta llegar a su momento actual.

Profesor Ricardo V. Moreno
Tucumán, abril de 1998.